sábado, 5 de abril de 2014

¡Qué arte de cata!

José Berasaluce es un gaditano activo, inquieto intelectualmente, un aventurero en empresas y alguien que arriesga en aquellas iniciativas que le seducen. Lo que de manera aparentemente moderna llaman emprendedor. Hace poco más de un año inició un proyecto cultural, gastronómico y empresarial, por este orden, que se llama Catas con Arte. Ayer por primera vez me arriesgué, también los usuarios y clientes corremos riesgos, a participar en una de sus catas con arte. Pasión Barroca, así se llamaba la cata, se desarrolló en la capilla de la Orden Tercera del Convento de Santo Domingo de Cádiz. Como se puede deducir fácilmente de nombre y lugar, la cosa iba de Cuaresma y Semana Santa. Un menú de potaje de garbanzos con tagarninas, huevo frito en lecho de anguriñas y patatas fritas y un tercero de bacalao que finalizaba con una típica torrija semanasantera. No faltó el pirulí de la Habana tan de Cádiz en estas fechas.
Los vinos excepcionales de Terry. Fino, amontillado, oloroso y un brandy de los que te devuelven la fe en lo que sea, la fe que hayas podido perder o la que nunca habías encontrado. En mi caso volví a creer en que el trabajo honesto puede dar frutos como ese brandy castaño oscuro que se resbalaba leve y tibio por la garganta. Un placer. De los vinos, siendo los tres buenos, el amontillado también reconciliaba con algunas virtudes perdidas y, sobre todo, con el deseo. Adjetiven el deseo como quieran. 

Pero siendo todo esto ya en si mismo una experiencia gratísisma, la cata va acompañada de microactividades culturales que la enmarcan y que buscan subrayar la atmósfera y el concepto, otro palabro de moda. Disfrutamos de tres momentos musicales por la Capilla Musical Regina Caeli, es fácil imaginar qué tipo de música, una espléndida saeta de la viñera y gaditana Anabel Rivera y, momento cumbre de la cata, la confrontación educada pero firme de dos capataces de Semana Santa con estilos diferentes. Manuel Ruiz Gené un joven defensor de la innovación y el viraje hacia la escuela sevillana se oponía a un veterano Benito Jódar, firme defensor del estilo marinero de cargar en Cádiz. Para quienes no estamos en estas cuitas cofrades resultó no sólo interesante sino ilustrativo y aclaró muchas dudas. Me pringo y me apunto al bando de Benito, aunque sea por defender lo que uno ha visto siempre desde niño y que hace diferente a la Semana Santa gaditana. 

El último de los dominicos, Pascual Saturio un hombre afable y optimista, saludó a quienes nos habíamos reunido allí para dar satisfacción a ciertos placeres carnales, cosa que no importó demasiado al buen fraile. Una persona agradable que se definió más cercano al Padre Patera que a Monseñor Rouco. Le honra la posición.
No quiero acabar sin resaltar el magnífico papel de José Berasaluce como conductor de la cata y que micrófono en mano me recordó a Jorge Javier Vázquez. Dicho sea con todo el cariño que le tengo al Bera. Mi felicitación por la empresa y ánimo a todos que Catas con Arte merece mucho la pena. Ya estoy esperando impaciente la próxima.

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