lunes, 14 de abril de 2014

Una bandera republicana

Hoy catorce de abril veremos aflorar  banderas republicanas, la tricolor de la Segunda República Española, por numerosos lugares tanto físicos como de las redes sociales. En los últimos tiempos hemos visto como el sentir republicano, que no el pensamiento, se ha ido expandiendo por nuestro país. Pero yo hoy no me voy a referir a este fenómeno ni a enjuiciarlo. Lo que se me viene a la memoria está relacionado con el triste final de Don Manuel Azaña, presidente que fue de la República durante toda la guerra civil, de 1936 a 1939. Acabada esta contienda fratricida y cruel, tras la victoria de los fascistas, Azaña hubo de exiliarse a Francia. Allí malvivió hasta su muerte
el cuatro de noviembre de 1940. Para esas fechas Francia había caído ya ante los nazis y el gobierno títere de Petain apenas controlaba un tercio del territorio francés desde Vichy. Precisamente fue el viejo general francés el que prohibió que se enterrara a Manuel Azaña con honores de jefe de estado y que se le cubriera con la bandera tricolor de la República, admitiendo tan solo que se le cubriera con la bicolor de la monarquía y, sobre todo, en aquel momento la del franquismo. Todo un insulto a la memoria del fallecido y la de miles de republicanos muertos o en el exilio. Pero en ese momento allí estaban México y su presidente Lázaro Cárdenas. Este gran hombre acogió bajo protección diplomática los restos del fallecido presidente, entre otros motivos para impedir que cayeran en manos de los agentes franquistas, y permitió que fuera envuelto en la bandera de México. 
Este gesto nos pone a los demócratas españoles en deuda permanente con la nación mexicana. Y si al gesto simbólico unimos la generosidad de acoger a miles de exiliados republicanos, entonces la deuda se vuelve impagable. Cuando iba a ser enterrado con la bandera de México sobre el féretro de Azaña, el embajador mexicano se dirigió al prefecto francés y dijo con acierto y solemnidad "lo cubrirá con orgullo la bandera de México. Para nosotros será un privilegio, para los republicanos una esperanza, y para ustedes, una dolorosa lección". No queda por decir más que gracias México por recoger y arropar la dignidad de la España democrática cuando estuvo vencida por el fascismo. Gracias a Lázaro Cárdenas y gracias al pueblo de México. 

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